La etapa de Miguel Herrera al frente del Tri duró 21 meses. Tras llegar como salvador del equipo en 2013, el Piojo ha acabado siendo cesado por sus polémicas fuera de los terrenos de juego. Lo hace tras haber dirigido al conjunto azteca en 37 juegos a sus espaldas y con la consecución de la Copa Oro 2015. Realmente, a excepción de la Copa América 2015, deportivamente cumplió con los objetivos propuestos.
Miguel Herrera llegó a México como medida de emergencia, tras el pésimo nivel mostrado por el equipo en la fase clasificatoria. Hundido, el Tri tenía que afrontar un repechaje ante Nueva Zelanda para poder acceder al Mundial de Brasil 2014. Los éxitos del Piojo al frente de América (con la agónica consecución del título liguero ante Cruz Azul) llevaron a los directivos de la FMF a ofrecerle el cargo al estratega. Llegó en sustitución de Víctor Manuel Vucetich.
En los dos partidos que dirigió al equipo ante los oceánicos, Miguel Herrera logró cumplir con el objetivo. Superó a la débil Nueva Zelanda, consiguiendo el boleto para la cita mundialista. Por ello, se decidió que continuara al frente del combinado azteca, donde se esperaba que cuajara un buen papel pese al pobre desempeño del equipo a lo largo de las eliminatorias de clasificación.
Encuadrado en el Grupo A de la cita mundialista junto a selecciones como Brasil, Croacia y Camerún, México acabó logrando la clasificación hacia los octavos de final. Lo hizo con un estilo de juego atractivo, dejando para el recuerdo las paradas del Memo Ochoa ante los anfitriones del certamen. En octavos de final, el equipo se midió a Holanda, que superó al Tri tras un polémico penal.
Continuó en el cargo en 2015, donde tenía tres fechas marcadas en rojo, dos de ellas seguras: la Copa América y la Copa Oro. La tercera fecha era el repechaje ante Estados Unidos para disputar un boleto para la Copa Confederaciones 2017, que dependía de la consecución del campeonato en la CONCACAF. Así pues, un año repleto de exigencias, donde algo empezó a cambiar.
Tanto en la cancha como fuera de ella, la imagen pública de Miguel Herrera se fue deteriorando. En la Copa América, el desempeño de México resultó pobre, más allá del hecho de acudir a la cita de la CONMEBOL con un plantel en el que no figuraban las principales estrellas. México, incapaz de ganar un solo juego, acabó eliminado en la fase de grupos al caer en la última fecha con Ecuador.
A partir de ahí, el ambiente en torno a la selección y a su máximo responsable sobre la cancha se enrareció. La presión aumentó durante la Copa Oro 2015, donde solo valía ganar. A pesar del título, el equipo mostró inoperancia en algunos juegos decisivos, sobre todo, en semifinales ante Panamá. Tras la consecución del título, la agresión a Martinoli terminó por costarle el puesto a Miguel Herrera.
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