Los hombres de negro


Los árbitros.

Por : Luis el "abuelo" Vázquez.

Martes 3 de Agosto de 2016



Ellos son la máxima autoridad en la cancha, emergidos siempre en la polémica y presión, cargan en la espalda con la gran responsabilidad de llevar y arbitrar a buen término el encuentro de futbol.
Odiados por muchos y comprendidos por otros, ellos tienen la última palabra en la cancha, si fallan en su decisión son abucheados y tachados por vendidos, y demás adjetivos; pero si aciertan son simplemente justos.
¿Qué es lo que motiva a un árbitro desempeñar esta profesión?
En repetidas ocasiones la fuerte convicción de ando es la que termina imponiéndose, pero en algunos casos, como el del árbitro mexicano Armando Archundia, la casualidad y las circunstancias de la vida terminan siendo grandes pilares para tomar el silbato.
“En la liga de futbol donde yo jugaba se decía que el equipo que deseara jugar tenía que donar un árbitro, así se oiga chistoso, pero sucedía…mi ilusión era que llegara el domingo para poder jugar, no me quedó otra que ser el sacrificado, el que decidió ser árbitro… y desde que tomé el primer silbato nació el gusto por convertirme en profesional”

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martes, 23 de agosto de 2016

Los hombres de negro


Los árbitros.

Por : Luis el "abuelo" Vázquez.

Martes 3 de Agosto de 2016



Ellos son la máxima autoridad en la cancha, emergidos siempre en la polémica y presión, cargan en la espalda con la gran responsabilidad de llevar y arbitrar a buen término el encuentro de futbol.
Odiados por muchos y comprendidos por otros, ellos tienen la última palabra en la cancha, si fallan en su decisión son abucheados y tachados por vendidos, y demás adjetivos; pero si aciertan son simplemente justos.
¿Qué es lo que motiva a un árbitro desempeñar esta profesión?
En repetidas ocasiones la fuerte convicción de ando es la que termina imponiéndose, pero en algunos casos, como el del árbitro mexicano Armando Archundia, la casualidad y las circunstancias de la vida terminan siendo grandes pilares para tomar el silbato.
“En la liga de futbol donde yo jugaba se decía que el equipo que deseara jugar tenía que donar un árbitro, así se oiga chistoso, pero sucedía…mi ilusión era que llegara el domingo para poder jugar, no me quedó otra que ser el sacrificado, el que decidió ser árbitro… y desde que tomé el primer silbato nació el gusto por convertirme en profesional”

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